El carrito de las sonrisas

Lejos quedan los paradigmas que buscaban la salud únicamente en lo biológico y físico, donde no se daba cabida a las necesidades humanas y emocionales de las personas ingresadas, familiares e incluso del equipo de profesionales. La humanización de los hospitales se presenta como un enfoque esencial para mejorar la experiencia de ingreso de los/as pacientes y sus familias. La importancia de las emociones y de lo humano en el proceso de recuperación no puede ser subestimada, ya que la atención integral y centrada en la persona va más allá del tratamiento físico y se adentra en la salud emocional y psicológica de las personas.
Las emociones desempeñan un papel crucial en el proceso de curación. La investigación revela el papel crucial de las emociones y su implicación en el proceso de tratamiento y recuperación, directamente o a través de su influencia en la respuesta del del sistema inmunológico, la recuperación física y la percepción general de los cuidados recibidos. Al reconocer y abordar las emociones, de los/as pacientes y sus familias, se puede crear un ambiente propicio para lograr más bienestar y mejoría en el proceso de recuperación. La humanización del cuidado de la salud implica tratar a las personas como seres completos con necesidades emocionales y no simplemente como casos clínicos.
Pese a los recursos del sistema, de los NNA y de sus familias, un ingreso puede tener un impacto severo en la esfera emocional y psicológica. Entre ellas destacan la ansiedad y el miedo al dolor, a los procedimientos médicos y a la separación de sus seres queridos. También se puede presentar sintomatología depresiva, aislamiento social y alteraciones en su autoimagen por cambios físicos o por la interrupción de las rutinas. Algunos/as NNA pueden presentar comportamientos regresivos y/o dificultades de adaptación al contexto hospitalario. Además, podría manifestarse estrés postraumático, rechazo a la asistencia médica y cambios en los vínculos familiares. Estas consecuencias pueden ser variables en función de la edad y de cada situación, pero en todas ellas resulta crucial el apoyo emocional para reducir su impacto y acompañar a los NNA y a sus familias en el descubrimiento de sus propias estrategias de afrontamiento, u ofreciéndoles otros que puedan ser de utilidad.
Durante el ingreso de un/a menor, se pueden experimentar unos niveles de estrés y ansiedad muy elevados que pueden dificultar la comunicación, incrementar la desconfianza e, incluso, bloquear la comprensión. La confianza es una de las bases de cualquier relación saludable y esto también incluye a las relaciones en el contexto hospitalario de los NNA ingresados/as y sus familias con el personal puesto que la confianza puede facilitar cuestiones como la adherencia al tratamiento y la comunicación de dudas y síntomas para su abordaje precoz.
Es importante que las familias puedan expresar sus emociones y exponer sus dudas sobre el ingreso. Así, se facilita la comunicación y se reduce, en la medida de posible, la incertidumbre, disminuyendo los altos niveles de ansiedad que esta puede provocar, la relación de confianza, comunicación y accesibilidad de los profesionales sociosanitarios de los hospitales se ha considerado por las familias uno de los factores que más ayuda.
En esta línea, el cuidado percibido por las familias es un factor influyente en la recuperación de una persona, ya que incrementa el cumplimiento de los tratamientos y mejora la adherencia a las indicaciones del equipo de profesionales.
En última instancia, el trabajo interdisciplinar es fundamental para que la asistencia psicológica que se propone con el carrito sea complementaria a los tratamientos médicos, favoreciendo la recuperación integral de la persona ingresada.