Este incremento en la población mayor, hace necesaria una transformación profunda en el funcionamiento de los servicios sanitarios actuales, los cuales se enfrentan a un colectivo que requiere una atención con unas necesidades muy particulares.
Por este motivo desde la consulta de geriatría nos planteamos que era necesario un cambio sustancial en la atención a este tipo de pacientes. Después de sufrir las consecuencias producidas por el COVID, y tener que realizar durante un tiempo consultas telefónicas con los familiares o los pacientes, vimos la oportunidad de incorporar cambios en la gestión de las consultas, para mejorar la atención de este colectivo y conseguir un trato más personalizado y más humano.
El proyecto que pasaremos a desarrollar posteriormente en este trabajo, consiste fundamentalmente en realizar consultas telefónicas iniciales con el paciente y/o familia en las derivaciones iniciales a nuestro servicio, con la finalidad de ajustar la primera consulta presencial a las necesidades particulares de ese paciente y su familia.
Como veremos tras el desarrollo de este proyecto, la humanización se configura como un elemento clave para la sostenibilidad y la mejora de la asistencia sanitaria en este grupo de pacientes.
La mayoría de las consultas de geriatría, cuentan con recursos, tiempos y formas de trabajar diferentes al resto de las especialidades y en concreto siempre se trabaja desde una perspectiva integral. La base de su trabajo es la valoración geriátrica integral que es un instrumento de evaluación multidimensional (biopsicosocial y funcional), que permite identificar y priorizar de manera oportuna problemas y necesidades del anciano con el fin de elaborar un plan de tratamiento y seguimiento oportuno.
En nuestro servicio de geriatría ya trabajamos desde hace años en esta línea y mantenemos una gran coordinación y trabajo en equipo entre los distintos profesionales que forman nuestro pequeño servicio (3 geriatras y una enfermera). De esta forma, todos los pacientes que acuden a nuestras consultas, son valorados de manera integral y tenemos coordinadas las agendas médicas y de enfermería de tal forma que en la primera visita presencial el paciente sea valorado primero en la consulta de enfermería y a continuación en la consulta médica.
La respuesta de los pacientes y sus familias con nuestra forma de trabajo era satisfactoria y se sentían agradecidos por nuestra forma de tratarles y cuidarles, pero nosotros pensábamos que aún podíamos introducir cambios para mejorar esa atención y sobre todo para trabajar desde una perspectiva más humana.
La oportunidad de mejora se nos presentó, inesperadamente, cuando en el año 2020 y después de la pandemia por COVID, tuvimos que empezar a recuperar las consultas que se habían suspendido durante 3 meses, y llamar telefónicamente a los pacientes y familias. Ahí descubrimos que podíamos cambiar la forma de gestionar las primeras derivaciones iniciales de los pacientes a la consulta de geriatría.
Pero a partir del año 2021, la dirección-gerencia de nuestro hospital determinó que todas las consultas debían volver a ser presenciales, como habían sido previamente.
En nuestro servicio, aunque la mayoría de las consultas ya se realizaban de forma presencial, habíamos observado que cuando nos hacían la derivación de un paciente a la consulta de geriatría de forma inicial, bien por parte de atención primaria o bien por parte de otro servicio médico del hospital, el tener un primer contacto telefónico con la familia nos ofrecía una serie de ventajas importantes para la gestión posterior de ese paciente en nuestro servicio. Ese primer contacto telefónico nos ofrecía conocer más a fondo las necesidades de ese paciente: su sintomatología, su situación funcional, su estado cognitivo, las posibilidades de ser acompañado a consulta, el modo de traslado, conocer otras citas médicas en el hospital….
Trasladamos nuestras impresiones a la dirección del hospital, para que nos permitiesen que todas las derivaciones iniciales de los pacientes a nuestro servicio fueran asignadas a la prestación “CONSULTA PRIMERA TELEFÓNICA” y fijamos un periodo inicial de 4 meses para empezar a trabajar con esta metodología y valorar posteriormente los resultados.
En esta evaluación inicial habría que valorar el motivo de derivación de ese paciente, sus antecedentes médicos, si existían visitas previas al servicio de geriatría, ingresos recientes por otras patologías o cualquier otra información relevante para la gestión integral de esa primera cita.
Una vez valorados estos aspectos y a través del trabajo en equipo, médico y enfermera pondrían en común su valoración para decidir qué tipo de atención precisaría ese paciente. Decidimos que fuese la enfermera quién realizase la labor de llevar a cabo una primera consulta telefónica al familiar directo, cuidador del paciente o residencia sociosanitaria si es que el paciente estuviera institucionalizado, para así corroborar la información que figuraba en el motivo de derivación y obtener otros datos relevantes para gestionar la primera cita presencial. Sería también la enfermera la encargada de ajustar la primera cita inicial tanto en consulta médica como de enfermería.
Con todas estas variables conocidas previamente, observamos que podíamos ajustar la primera consulta presencial coordinando la consulta médica y de enfermería, hacerla coincidir con otras citas médicas para evitar desplazamientos múltiples al hospital , facilitar que pudiesen venir acompañados, darles las indicaciones precisas, ajustar el tiempo requerido en la consulta presencial para su valoración, gestionar si es necesario un transporte sanitario….
Resultados positivos:
•Las consultas telefónicas iniciales nos permitían conocer las circunstancias y necesidades del paciente desde el primer momento.
•Facilitaba que el paciente viniera acompañado por un familiar o conocido a la consulta presencial, teniendo en cuenta las posibilidades de los acompañantes
•Evitaba visitas innecesarias al hospital para solucionar trámites burocráticos o administrativos. ( por ejemplo: realización de visados en pacientes previamente valorados)
•Propiciaba que las consultas de geriatría coincidieran en el día con otras citas médicas para evitar traslados innecesarios al hospital.
•Adaptaba los tiempos de consulta médica y de enfermería a las necesidades del paciente.
•Evitaba incomparecencias en la consulta presencial.
•Permitía la coordinación con las residencias geriátricas en el caso de que los pacientes se encontraran institucionalizados en éstas.
•Permitía la gestión del transporte sanitario si era preciso.
•Las agendas médicas y de enfermería estaban coordinadas y gestionadas desde el propio servicio de geriatría.
•Potenciaba la accesibilidad y cercanía a la consulta de geriatría.
•Mejoraba la satisfacción de pacientes y familiares.(nuestro objetivo principal, humanizar la atención)
Resultados negativos:
•Algunos pacientes no habían sido informados correctamente al darles la cita desde atención primaria de que ese día la consulta era telefónica y alguno de ellos se desplazó a la consulta de geriatría de forma presencial.
•Las familias y pacientes no entendían porqué se les adjudicaba una consulta telefónica, cuando ellos precisaban una valoración presencial.
•En ocasiones puntuales no había un teléfono de contacto actualizado del paciente.
•Se trasladó de nuevo la información a todo el servicio de citaciones, tanto a nivel hospitalario como en atención primaria, para que informasen siempre a los pacientes y/o familias de que en geriatría siempre habría una consulta telefónica inicial.
•Siempre que los administrativos adjudicaban a un paciente una primera cita telefónica, había que comprobar que los teléfonos de la historia clínica eran correctos y que incluían varios números y siempre el del familiar más implicado en el cuidado del paciente.
•A la vez, en el volante de citaciones se especificaba de forma llamativa (en mayúsculas y en negrita) que esa cita era telefónica y que el paciente no debía desplazarse al hospital.
•En el contacto telefónico ya se informaba a la familia del porqué de esa primera llamada telefónica y de la adjudicación posterior y en breve de una consulta presencial.
Sí que existen por supuesto consultas telefónicas en muchas de las consultas médicas o de enfermería en algunas situaciones especiales, pero son consultas de seguimiento en pacientes ya conocidos por esa área y no guardan ninguna relación con las características que venimos mostrando en nuestro proyecto.
Esta gestión inicial que llevamos a cabo en nuestro servicio coordinada a través del trabajo en equipo entre médicos y enfermera es pionera en nuestra área de salud.
Dado el éxito del proyecto, recientemente se han trasladado a la dirección-gerencia del hospital estos resultados, para que nos permitan seguir trabajando en esta línea y para comunicar las ventajas que supone trabajar de esta forma integral para lograr una humanización en los cuidados de estos pacientes tan vulnerables como son los pacientes geriátricos.
Presentar este proyecto a estos premios de humanización también nos va a permitir divulgar nuestro trabajo.
Pero para ello se ha de contar con los recursos humanos necesarios: personal médico y de enfermería entrenados en el campo específico (en nuestro caso en geriatría y en la gestión de citas) y tener una perfecta coordinación y trabajo en equipo entre todos los integrantes del servicio.
Otro requisito imprescindible es contar con profesionales que trabajen el uso habilidades especialmente importantes en la humanización de los cuidados: escucha activa, respuesta empática y personalización.